Hace aproximadamente un año, desde que nuestras vidas cambiaron, todavía no vemos la luz al final de este túnel llamado covid-19. Durante este tiempo se han realizado muchas investigaciones sobre el coronavirus y los factores que pueden afectar su prevención y tratamiento. Esto incluye numerosos artículos publicados sobre los efectos beneficiosos de ciertos nutrientes en Covid-19.
Sin embargo, pocos estudios se han centrado en analizar los beneficios que ciertos hábitos alimentarios pueden tener para esta enfermedad. La denominada “dieta mediterránea” es conocida por sus propiedades saludables en enfermedades metabólicas y cardiovasculares. ¿Pero también se recomendaría para covid-19?
Cuando una persona está infectada con SARS-CoV-2, el sistema inmunológico contraataca creando una “tormenta inflamatoria” incontrolada. Esta respuesta inflamatoria excesiva conduce a daños en el tejido pulmonar, lo que conduce a una reducción de la capacidad respiratoria. También hay un proceso inflamatorio en otros órganos y tejidos que empeora la enfermedad.
La dieta mediterránea está considerada como uno de los patrones alimentarios más saludables. Se caracteriza por una alta presencia de alimentos de origen vegetal (verduras, frutas, legumbres y frutos secos), el uso del aceite de oliva como principal fuente de grasas y el consumo moderado de leche y productos lácteos, pescados y carnes blancas. El consumo de estos alimentos aporta, entre otras cosas, ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados y otros compuestos bioactivos, incluidos los polifenoles, que se encuentran contenidos en los alimentos de origen vegetal.
Dado que existen numerosos estudios que muestran los efectos antiinflamatorios y antioxidantes de estos compuestos, consumir alimentos ricos en polifenoles podría ayudar a reducir la gravedad de la enfermedad en personas con Covid-19.
Otra característica de la dieta mediterránea es la baja presencia de nutrientes y alimentos que han demostrado tener efectos antiinflamatorios (como azúcares refinados, grasas trans o alimentos de alto contenido energético). Todo esto ayudaría a aumentar los efectos antiinflamatorios antes mencionados.
Come mejor para un mejor pronóstico
Se ha descrito que los nutrientes que se encuentran especialmente en los alimentos de la dieta mediterránea, como los ácidos grasos Omega-3, los polifenoles o la vitamina D, mejoran la respuesta inmunitaria en las infecciones pulmonares. Este efecto también sería de interés en el caso de Covid-19, ya que ayudaría a prevenir u obstaculizar la infección por el virus y mejoraría la respuesta inmune en caso de infección.
Además, la clínica de personas que contraen Covid-19 suele tener peor pronóstico (gravedad de la patología) si existen patologías subyacentes. Este es el caso de las personas obesas o diabéticas. Ambos se caracterizan por un estado inflamatorio crónico de baja intensidad que se ha relacionado con una mayor mortalidad por Covid-19.
Asimismo, también se ha descrito que las personas con enfermedades cardiovasculares tienen una mayor tasa de mortalidad si contraen la enfermedad. Este proceso se basa en el hecho de que una de las complicaciones de Covid-19 es el aumento de la agregación plaquetaria, que a su vez puede provocar complicaciones trombóticas.
En este sentido, la dieta mediterránea es desde hace años el modelo alimentario de referencia para la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas y metabólicas. Los beneficios de la dieta mediterránea en estas patologías (cuya prevalencia sigue siendo alta en la actualidad) las harían aconsejables también en el caso de Covid-19.
Hasta el momento, hay suficiente evidencia para considerar la Dieta Mediterránea como una dieta recomendada que puede ayudar contra el Covid-19. La idoneidad de este patrón nutricional se basa principalmente en sus efectos antiinflamatorios e inmunomoduladores.
Además, brinda protección frente a otras enfermedades inflamatorias crónicas que pueden afectar significativamente el desarrollo de la enfermedad. Y hay más en esto que evidencia probada. El cumplimiento de las normas de higiene y distancia social sigue siendo la medida más eficaz para minimizar el riesgo de contraer la enfermedad.